tus derechos sexuales y reproductivos
Cuando contamos con información, tenemos más herramientas para exigir que se garanticen nuestros derechos. En la Argentina, el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, creado por la Ley Nacional 25.673 reconoce que el derecho a la salud comprende la salud sexual.
Podemos disfrutar de una vida sexual saludable y placentera, sin presiones y libre de violencias. Conocer en qué consisten nuestros derechos es clave para tomar decisiones sobre nuestra vida sexual y reproductiva con libertad, confianza y seguridad.
Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los derechos humanos. Y el Estado, a través de las autoridades tiene la obligación de respetarlos, de prevenir que se violen y de garantizar acciones para que se cumplan. Son derechos protegidos por la Constitución Nacional, por diversos tratados internacionales a los que adhiere la Argentina y por distintas leyes nacionales.
Son derechos que tenés vos y todas las personas por el solo hecho de ser personas, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición social. Los derechos humanos reconocen tu derecho a la alimentación, al estudio, a la vivienda, a la salud, a participar de la vida política: son básicos para garantizar que todo ser humano tenga una vida digna, con libertad e igualdad.
Tenés derecho a disfrutar de una vida sexual elegida, sin abusos, violencia, riesgos ni discriminación. Cuando hablamos de sexualidad hablamos de la manera en la que vivimos y sentimos nuestros cuerpos, deseos, gustos, emociones y fantasías.
Una parte de la sexualidad es la reproducción. Es decir, el derecho a decidir si querés tener o no hijes.
Porque tenés derecho al más alto nivel posible de salud y un aborto practicado en condiciones de riesgo y clandestinidad, puede tener efectos adversos. Y no solo físicos sino también para la salud psíquica y emocional.
¿Sabías que el Comité de la ONU que trabaja para eliminar la discriminación a las mujeres pidió que los Estados tomen medidas para que no se vean obligadas a buscar procedimientos médicos riesgosos, como abortos ilegales? Se viola el derecho a la salud cuando el Estado empuja a la clandestinidad, cuando no te atienden en los centros de salud o te denuncian, cuando te obligan a continuar con un embarazo o te niegan información. Todas esas son violencias de género.
Les niñes menores de 13 años pueden brindar su consentimiento con el acompañamiento de sus progenitores, representantes legales, personas que ejerzan formal o informalmente roles de cuidado, personas “allegadas” o referentes afectivos. Si sos adolescente y tenés entre 13 y 16 años, podés dar tu consentimiento de forma autónoma cuando la práctica no implique un riesgo grave para tu salud o tu vida. Si tenés 16 años o más ya sos considerada como una persona adulta para la legislación argentina en lo referente al cuidado de tu propio cuerpo.
Sin importar tu edad, tenés derecho a recibir un trato respetuoso en la consulta médica, que se haga en un lugar donde puedas hablar sin interrupciones y ser escuchade, que tus preguntas sean bien recibidas y donde tengas contención y respeto.
El equipo de salud no debe dar a conocer lo que se habló en la consulta sin tu autorización, porque es confidencial. El respeto a la confidencialidad y la privacidad son dos de los principios rectores de la mayoría de los protocolos de atención sanitaria. Y corre para cualquier persona, sea adulta, niña, niño o adolescente, porque todes tenemos derecho a que se respete nuestra intimidad. Ni siquiera se lo pueden contar a padres, madres u otro adulto.
Ningún profesional de la salud puede denunciarte. Si lo hace, vos podés denunciarlo por violar el secreto profesional.
En la Argentina el aborto es legal bajo un sistema de causales. Desde 1921, si podés gestar entonces tenés derecho a interrumpir también esa gestación de manera legal en determinados casos: si el embarazo representa un riesgo para tu vida, si representa un riesgo para tu salud o si fue producto de una violación. Cuando nos referimos a la salud, lo hacemos de acuerdo a como la entiende la Organización Mundial de la Salud: un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad.
Se trata de una guía que está orientada a los equipos de salud. En este Protocolo se establecen los derechos de las personas y las obligaciones del sistema de salud para garantizar el acceso a las interrupciones de embarazos legales y seguras, según lo que señala el Código Penal desde 1921, ratifica la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo F.A.L. de 2012 y aquello que indica Código Civil y Comercial de 2015. Además, desde el punto de vista clínico, incorpora las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, máximo organismo rector de política sanitaria a nivel global.
La última actualización del Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (Protocolo ILE) fue publicada en diciembre de 2019 por el Ministerio de Salud de la Nación. La primera versión del Protocolo ILE fue publicada en 2007. Esta nueva actualización tiene, por primera vez, rango ministerial. Este Protocolo debe aplicarse en todo el territorio argentino y en todas instituciones sanitarias, sean públicas o privadas.
La objeción de conciencia es siempre individual y no institucional. Por eso, aquel profesional que se niegue a realizar la práctica por motivos éticos, religiosos, morales o filosóficos tiene que notificar su voluntad por escrito y derivarte a otro profesional que garantice la realización de la práctica sanitaria. No puede obstaculizarla o demorarla de ninguna manera. En caso de que tengas una emergencia y no haya otro profesional, la tiene que realizar sin excusas.
Para las niñas y adolescentes de 15 años o menos, un embarazo implica un riesgo aumentado para su salud física y mental. Es por esto que la interrupción del embarazo se enmarca dentro de la causal salud y tienen siempre derecho a la interrupción legal del embarazo.
Un primer paso para la igualdad de género es que quienes podemos gestar tengamos control sobre nuestra capacidad reproductiva, que incluye el acceso a la anticoncepción y al aborto seguro. La soberanía sobre nuestros propios cuerpos es clave para lograr la igualdad.
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