más que nunca
Un dinosaurio en la constituyente

El proceso de lucha popular en Chile por la reforma constitucional dejó enseñanzas para todas las organizaciones populares de América Latina. La capacidad de lucha creativa, la organización independiente, el impacto de la movilización en la representación política formal son parte del saldo positivo de un proceso que también dejó sinsabores de los cuales aprender.

Cristóbal Andrade llevaba una vida alejada de la política en octubre de 2019. Vivía en Quilpué, una comuna algo rural del área metropolitana de Valparaíso, en Chile. Es el cuarto de seis hermanos; de familia evangélica, participaba en actividades de jóvenes de su iglesia. Tenía un trabajo estable, llevaba once años como mecánico en una empresa de alquiler de autos.

A finales de agosto de 2022, lo entrevistamos para conocer su historia: la de una persona común que llegó a constituyente electo en un proceso crucial en la historia chilena. Nos contó su trayectoria desde el estallido social de 2019 hasta la actualidad, un recorrido que abre preguntas sobre la participación, la formación política y la posibilidad de correr los límites de la democracia.

Si bien el 18 de octubre de 2019 es considerado el día en que las protestas se convirtieron en un estallido social, fuera de Santiago de Chile las manifestaciones se dieron un día después. Andrade llegó a su trabajo y le dijeron: "Hay una protesta en el pueblo por mejor educación, salud, vivienda, pensiones, y estamos cansados. Seguimos engañados por los políticos". Al volver a su casa, en el cerro y con una buena vista del pueblo, salió con les vecines a mirar. Una multitud se movilizaba. Algunes quemaban locales y saqueaban supermercados. Andrade no podía creer lo que veía: gente que paralizaba todo por la injusticia. Ese 19 de octubre comenzó a salir a la calle y no paró más. Durante la pandemia, participó en la organización de numerosas ollas comunes para quienes no podían salir a trabajar y no tenían ingresos para comprar comida.

No era, sin embargo, la primera vez que se sumaba a una protesta. En 2006, cuando era estudiante secundario, Andrade había participado en la Revolución Pingüina, las movilizaciones masivas contra el sistema privatizado de educación que existía en Chile. Nació el 30 de septiembre de 1988 —es de la misma generación que el actual presidente, Gabriel Boric, y la dirigente estudiantil y actual ministra de la Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo—. Sin embargo, no estuvo presente en el siguiente ciclo importante de protestas estudiantiles en el que Boric y Vallejo fueron protagonistas, las manifestaciones universitarias del 2011, porque "ya estaba trabajando". A inicios de abril de 2022, un abogado de la generación de Boric, asesor en la Convención Constituyente, dijo que Andrade refleja la reducción de la representatividad social que hubo entre las movilizaciones de 2006 y las de 2011, que también señaló como una cuestión en la conformación del Frente Amplio. Mientras que los pingüinos eran estudiantes de clases populares y media, les universitaries que se movilizaron cinco años después eran más bien de clase media o media alta. Por distintas razones, incluidos los costos y la necesidad de trabajar, les estudiantes secundaries de menores recursos no llegaron o no concluyeron la universidad y no fueron parte del nuevo ciclo de movilizaciones. Hasta que ocurrió el estallido social.

1 Agradecemos a Irene Graíño Calaza el apoyo en la elaboración de este capítulo.

Participación en el estallido: nace el Dino Azulado

Las protestas de 2019 en Chile arrancaron en Santiago cuando les estudiantes decidieron protestar contra el precio de los pasajes de transporte público y saltaron los molinetes del metro. La represión de la policía militarizada chilena, los Carabineros, intensificó la protesta, que incluyó la quema de estaciones de metro y otros equipamientos públicos, seguidos de una represión aún más brutal y masiva bajo estado de emergencia. Esa situación generó una revuelta espontánea y generalizada y las manifestaciones se masificaron, con presencia de una cantidad impresionante de personas en las calles que exigían cambios en el sistema político y económico del país. La situación sorprendió a todo el espectro político organizado, incluso a los liderazgos más nuevos y a los partidos de izquierda originados en las manifestaciones estudiantiles de 2011. No la vieron venir.

Aquel 19 de octubre en Quilpué, Andrade vio miles de personas corriendo y ambulancias. Jóvenes que subían al cerro con perdigones en los pies, en la cara, muy cerca de los ojos. En un momento ya no se podía trabajar, por lo que él tenía más horas libres para salir. Empezó a manifestarse con grupos de amigos, antiguos y también nuevos: "Tú podías ir solo, pero te sentías como si estuvieras en casa. La gente te abrazaba, te decía "compañero, qué bueno verte", pasaban los días y eran ya muchas caras conocidas". En un momento, se resguardaron por el nivel de represión, pero a fines de noviembre hicieron una manifestación en el pueblo que tuvo muchísima participación. Carabineros se vio sobrepasado por la cantidad de gente y se retiró, pero luego apareció un auto blanco sin identificación, con agentes vestidos de civil que empezaron a disparar a quemarropa. Algunes se tiraron al suelo, a otres les balearon las piernas. Aunque fue terrible, nada de eso salió en los medios: "Cosas así, uno las veía en las calles, pero no en la televisión".

Quilpué empezó a organizarse. Andrade formó con un grupo "Somos el Pueblo Quilpué" para convocar a las protestas. Invitaban a personas que iban disfrazadas. Uno en Valparaíso se vestía de dinosaurio y lo invitaban a las marchas. Les parecía importante crear un ambiente familiar y cordial, que pudiera atraer a les niñes. En aquellos días notó que la violencia empezaba a ahuyentar a las personas y a diluir las movilizaciones. Como el dinosaurio de Valparaíso no podía estar siempre en el pueblo vecino de Quilpué, le dijeron a Andrade: "Es importante que te compres disfraz de dinosaurio". Eligió el color azul, porque es el tema del himno nacional: "Puro Chile, es tu cielo azulado".

A Andrade le pareció importante que su Dino tuviera un mensaje y decidió que fuera sobre el agua. La situación hídrica de Chile es muy grave. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advirtió, en su informe de 2022, que el país atraviesa una desertificación profunda. La Región de Valparaíso, en particular, vive desde hace más de trece años una prolongada sequía. La zona ha sido golpeada por la deforestación y los efectos destructivos de los monopolios inmobiliarios. Dos comunas, Quintero y Puchuncaví, sufrieron tanta contaminación del aire y del agua que se las llama el "Chernóbil chileno". El mensaje del Dino Azulado sería "Liberen las aguas", lo que también incluía la crítica a que el servicio de agua en Chile está completamente privatizado.

Si bien contribuyó con su disfraz para atraer a familias a las protestas, Andrade dice que entiende las manifestaciones más violentas, como los daños al mobiliario urbano. Él considera que, en realidad, si no fuera por ese tipo de acciones colectivas, probablemente el gobierno de Sebastián Piñera no se hubiera sentido obligado a negociar el acuerdo que llevó al plebiscito para la apertura de la Convención Constituyente.

La amistad con la Tía Pikachu y el armado de la "Lista del Pueblo"

El Dino Azulado tiene como antecedente a la Tía Pikachu, el personaje que hizo famosa a Giovanna Grandón. El 14 de septiembre de 2022, conversamos con ella por Zoom.

Chilena de 47 años, en 2019 Grandón trabajaba en Santiago como transportista escolar. Su hijo se había comprado por Aliexpress un traje de Pikachu, el clásico personaje de Pokémon. Grandón decidió usarlo en las manifestaciones de apoyo a les adolescentes que protestaban contra el precio del transporte público. Pikachu se hizo rápidamente conocida entre les manifestantes y también la policía, que la reprimió con gases y balines. Todes se sorprendieron cuando la hija de Grandón le armó un perfil de Instagram que explicaba que Pikachu no era una joven sino su mamá, una mujer de más de 40 años, abuela y transportista escolar. Por eso la llamaron "Tía Pikachu".

Un día, Cristóbal le habló por Instagram y le contó que él, junto con otros, eran dinosaurios que se manifestaban en la quinta región. A partir de ese primer contacto nació una amistad política. Andrade viajó a Santiago para protestar junto a la Tía Pikachu y a otres que también salían con trajes. Hacían performances en Plaza Dignidad, epicentro de las protestas. El grupo pertenece a un universo más grande de manifestantes que tenían en común no contar con una trayectoria política partidaria. Casi todes, como el Dino Azulado y la Tía Pikachu, son trabajadores que no se habían acercado antes a la política o que mantenían activismos comunitarios sin conexión con el mundo partidario.

Tras meses de protestas, finalmente en octubre de 2020 se votó el plebiscito nacional constituyente para decidir si se redactaba una nueva Constitución: "el apruebo" ganó con el 78%. Además, en esa elección también fue mayoritaria la decisión de que les constituyentes fueran personas elegidas especialmente: no era necesario integrar un partido político porque se habilitaron las listas independientes. Esto abrió la participación a personas que no estaban en los espacios políticos tradicionales.

Les independientes participaron del proceso de dos maneras. Por un lado, se fueron sumando en gran número a las listas de los partidos. Por el otro, también se crearon listas ciento por ciento independientes. A la principal de ellas se la llamó la "Lista del Pueblo", con una fuerte participación de Giovanna Grandón y otres referentes de las protestas de 2019. Al darse cuenta de que faltaban candidates en la quinta región, Grandón le propuso a Andrade que se sumara. Al principio se resistió, no se sentía preparado. Pero Grandón insistió, con énfasis en el papel que elles podían asumir para defender los derechos sociales.

El convencimiento llegó cuando personajes de la política tradicional empezaron a renunciar a sus puestos para candidatearse a constituyentes, lo que muches, entre elles Andrade, leyeron como una trampa: en el plebiscito se había decidido que la Convención Constituyente debía ser integralmente elegida por el pueblo, en lugar de una convención mixta, integrada parcialmente por parlamentaries. Había que ocupar el espacio. Aunque el camino fuera difícil para les independientes, el Dino Azulado aceptó y salió a buscar las firmas. Luego, con su cuñado recorrieron la región para pedir votos. Proponían un Estado plurinacional, un Chile igualitario, equitativo, un país más participativo, que protegiese la naturaleza.

Andrade destaca que la Lista del Pueblo, sin tener los recursos de los partidos políticos, armó una estrategia muy efectiva de comunicación. El tiempo de televisación de la franja electoral era asignado por lista y por cantidad de candidaturas que, a su vez, dependían de alcanzar cierta cantidad de firmas. Los independientes "regalaron" el tiempo de todas las listas regionales para hacer una sola pieza de propaganda a nivel nacional. Los videos hicieron un buen uso de esos pocos minutos. Con un tono fuerte de revuelta, mostraban imágenes de las manifestaciones de 2019, de las ollas populares y resaltaban los problemas graves de Chile. Uno de ellos decía: "Como toda victoria, ese triunfo quiere ser robado por los partidos políticos de siempre y otros actores que solo buscan su beneficio propio". Luego, se interpelaba al público a consultar por les candidates de la Lista del Pueblo, "los verdaderos independientes", en contraste con las candidaturas de independientes vinculadas a las listas partidarias. En otro video se veía a un niño en una villa haciéndole un gesto obsceno a los sectores del rechazo.

La Lista del Pueblo alcanzó a colocar 27 constituyentes de un total de 155 y fue la gran sorpresa electoral. Ningún análisis político pronosticó esos resultados, que la ubicaron como tercera fuerza en términos de representación. En primer lugar, con 37 escaños, menos de un tercio del total, quedó la derecha de Vamos por Chile, aglutinada en un único frente. En segundo lugar, con 28 escaños, quedó Apruebo Dignidad, integrado por partidos de la nueva izquierda, como el de Gabriel Boric, y el Partido Comunista. La Lista del Apruebo, de la ex-Concertación de Michelle Bachelet —hasta hace poco, la fuerza hegemónica de la centroizquierda chilena—, llegó con 25 constituyentes, menos que la de Grandón y Andrade. Otras listas de independientes sumaron alrededor de 11 cada una y los pueblos originarios llenaron los 17 escaños que les habían sido reservados en los acuerdos previos firmados en el Congreso.

El trabajo en la Convención Constituyente

A pesar del éxito electoral, la Lista del Pueblo tuvo una vida corta dentro de la Convención Constituyente. Las fracturas internas empezaron rápido en este grupo inorgánico y fueron acompañadas con gran interés por los medios de comunicación. Por ejemplo, tuvo una repercusión enorme el hecho de que un día, a la hora del almuerzo, Giovanna Grandón y Cristóbal Andrade decidieron entrar al recinto principal de la Convención disfrazades de Tía Pikachu y Dino Azulado. En las redes sociales, los ataques se multiplicaron de inmediato. En la ocasión, Grandón salió públicamente en Twitter:

Hoy durante el receso (hora de almuerzo) hicimos este gesto porque muchísima gente me lo había pedido como símbolo de que el Pueblo y el 18 de Octubre están dentro de la Convención. Entiendo que haya personas [a las] que no les guste y les parezca demasiado popular para su gusto. Sin embargo, lo hice por la gente […]. Mi compromiso es y siempre será con el Pueblo de Chile. Así fui conocida, así me eligió la gente, por el cariño de haber salido a las marchas, y de aquí empezamos y terminamos en el Palacio Pereira, el traje se queda con el pueblo y entra Giovanna Grandón a la Convención.

El hecho que puso fin a la Lista del Pueblo fue la noticia de que uno de sus integrantes, que se había hecho conocido por una trayectoria de lucha contra el cáncer, había mentido sobre su salud. De eso no se pudieron recuperar. Sus integrantes se fueron sumando a otros pactos dentro de la Convención.

Lo que se discutió menos fue el nivel de dedicación de les constituyentes a un trabajo político y jurídico de enorme complejidad. La elaboración de la Convención, incluida la adopción del reglamento y las campañas de difusión del texto, duró solo un año. Era prácticamente unánime en la Constituyente la apreciación de que ese tiempo era insuficiente. A inicios de abril de 2022, las comisiones funcionaban de madrugada, sábados, domingos y feriados. Hay muchos relatos sobre los costos personales de esa experiencia.

En el caso de les "ciudadanes comunes" como Andrade, a esa carga de trabajo se sumaba la de formarse para poder realizarlo. Desde que aceptó ser candidato, Andrade cuenta que el principal desafío que tenía era la comunicación. Se ponía nervioso y hablaba rápido. En las redes sociales recibía comentarios discriminatorios: "Este viene de la población". Dice que con el tiempo "el miedo se me empezó a quitar y ya era una de las personas que siempre pedía la palabra para manifestarse a favor o en contra, reaccionando cuando la derecha nos trataba mal, defendiendo a los independientes". Tomó clases y aprendió a hablar más despacio.

También tuvo que aprender cómo se hacen las normas. Había que investigar el contexto histórico, ejemplos de otros países, escribir con un lenguaje jurídico y preciso —sin dar lugar a dudas o interpretaciones—. Considera que fue importante mirar otras Constituciones, como también buscar el consejo de abogades asesores y otres convencionales. "Nadie sabía hacer un proceso constituyente, ni yo ni los políticos tradicionales", cuenta Andrade, pero había en la Convención quienes entendían que ese trabajo había que hacerlo en equipo. Destaca, por ejemplo, la buena relación con Jaime Bassa y Fernando Atria, dos constitucionalistas conocidos, aunque a veces no compartían la posición.

Uno de los temas en los que Andrade tuvo participación activa fue la adopción de la norma sobre el derecho a la vivienda. Un día estaban en la sesión y empezaron a escuchar ruido de la manifestación afuera del edificio del ex-Congreso, ubicado en el centro de Santiago. Salieron y vieron a muchas organizaciones de vivienda que venían a entregar una carta a la presidenta Elisa Loncón y al vicepresidente Jaime Bassa, porque querían que en la propuesta constitucional se incluyera la cuestión de la vivienda. Las invitaron a una reunión en el Congreso, pero las organizaciones llegaron con mucha desconfianza, decían que no eran escuchadas. Andrade y otros dos constituyentes —uno de ellos, arquitecto— les propusieron elaborar juntes una iniciativa popular y buscar las firmas necesarias.

Según explica Andrade, esa no era la única manera de trabajar con las organizaciones sociales: les constituyentes también podían presentar las iniciativas como propias con las firmas de otres constituyentes, con menor necesidad de movilización social, pero también con menor participación de la sociedad. En el caso de las normas de vivienda, se realizaron cabildos por Zoom, primero con más de 300 personas, después 500, 600, de todo Chile. Trabajaron en conjunto y lograron conseguir 15 000 firmas en tres semanas. La norma pasó a discusión en la comisión de derechos fundamentales. Los encargados de los comités fueron al ex-Congreso a hablar sobre el proceso y se terminó aprobando, para alivio de Andrade, que sabía que si eso fracasaba "ellos hubieran quemado todo". Los artículos 51 y 52 del borrador final del texto reflejaban los más altos estándares internacionales en materia de derechos humanos: garantizaban el derecho a una vivienda digna y adecuada con condiciones de habitabilidad, equipamiento doméstico y comunitario suficiente, asequibilidad, accesibilidad y ubicación apropiadas, seguridad de la tenencia y pertinencia cultural. También proponían un sistema de suelos públicos para impedir la especulación y garantizar el interés público, y reconocían el derecho a la ciudad, incluido el derecho a servicios básicos, bienes y espacios públicos, la movilidad segura y sustentable, la conectividad y la seguridad vial.

A nivel personal, la carga horaria y las noches sin dormir no fueron el único impacto para Andrade. También tuvo que alejarse de amigues, especialmente de la iglesia, por sus posiciones en cuestiones como el aborto. Cuando indagamos si le parecían contradictorias sus posiciones políticas y su religión, respondió que no: para él, ser creyente evangélico es creer en el bien común y amar al prójimo.

El plebiscito: la carta de derechos que no fue

El resultado del "plebiscito de salida" del 4 de septiembre de 2022 fue un baldazo de agua fría no solo para todos los sectores que en Chile habían luchado a lo largo de décadas por cambiar la Constitución de la dictadura de Augusto Pinochet, sino también para los sectores progresistas y el movimiento de derechos humanos de América Latina. Luego de conquistar un proceso constituyente, de elegir una Convención Constitucional ampliamente progresista y representativa y de elaborar una verdadera carta de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y ambientales, el pueblo chileno votó masivamente contra esa propuesta. El rechazo ganó con un 61,86% de los votos. Momentos después del resultado nos mensajeamos con Andrade: "Estoy destruido".

Las explicaciones de esta derrota constituyente son muy variadas. Se destacó el factor novedoso del voto obligatorio cuya imposición llevó a muches al rechazo; la desproporción del financiamiento que tuvo la opción del rechazo; la campaña de desprestigio que desde el inicio sufrió la Convención Constituyente, en contraposición a una comunicación del texto que tuvo poca fuerza y empezó recién unas semanas antes de la votación. Todo sumado a la baja popularidad del gobierno de Gabriel Boric, identificado con los sectores del apruebo. Según encuestas, el comportamiento de les constituyentes habría sido la principal razón de quienes rechazaron la nueva Constitución. Eso se conecta con el Dino Azulado, ya que su imagen junto a la Tía Pikachu fue explotada hasta el hartazgo en los videos de campaña del rechazo. En los días que siguieron al plebiscito, Grandón llegó a hacer una autocrítica: dijo que no debió haber vestido su disfraz en la Convención Constituyente, porque por esa imagen la gente pensó que ella iba a trabajar todos los días así. El disfraz fue un recurso efectivo en las calles y la protesta contra la política tradicional, pero luego fue visto como "poco serio" y se rechazó la presencia de los símbolos del estallido en la Constituyente. Tal vez el deseo de reemplazo de "los políticos de siempre" no implicaba el reemplazo de las formas y la continuidad de los modos de la representación democrática.

Grandón percibe de todos modos que el ensañamiento con los disfraces por parte de los medios y la lectura difundida como falta de seriedad son sesgados e injustos con les independientes, que fueron clave para lograr los principales avances en materia de derechos sociales y ambientales.

La desinformación y las fake news también son puntos que aparecieron con fuerza en las conversaciones con Andrade y Grandón. Además del debate superficial y basado en prejuicios, destacaron la circulación de mentiras —por ejemplo, que se cambiarían el himno y la bandera de Chile y que el Estado podría quitarte la casa con la nueva Constitución—. Sostienen que una gran parte de las personas con las que conversaron tomaron su decisión en el plebiscito de salida sobre la base de información incorrecta.

Algunas semanas después del plebiscito, volvimos a hablar con Cristóbal por videollamada y, a pesar de la situación delicada que relataba, ya tenía su sonrisa de vuelta. Nos contó que volver a trabajar en una empresa no era una opción para él, en el ámbito privado lo veían como a un fracasado. Descartaba, por otra parte, sumarse a un partido político, aunque ya desde antes del plebiscito sus caminos en la política institucional estaban limitados: en el texto de la nueva Constitución, los partidos se habían puesto de acuerdo para excluir las candidaturas independientes. Pero nos habló con entusiasmo de un nuevo proyecto: con un grupo estaba trabajando en la creación de un medio de información plural para contrarrestar la desinformación. También nos contó sobre la posibilidad de trabajar en el mandato de un congresista del Frente Amplio. Sí había estado en una protesta contra el Acuerdo Transpacífico y dijo que muy pronto volvería a ponerse el traje del Dino Azulado.

Este no es un capítulo sobre una derrota. Cuando ganó el rechazo, discutimos la relevancia de sostener en un libro sobre la democracia un texto sobre un proceso constituyente que no prosperó. La democracia es esto: momentos de estallido, momentos de ensanchamiento de las avenidas que abren a más derechos y momentos de repliegue. La Convención Constituyente de Chile amplió el horizonte conocido de la participación y la representación por la manera como canalizó una de las más importantes revueltas de la historia hacia un proceso institucional de transformación profunda del Estado. El proceso resultó en el armado de un texto de vanguardia en materia de protección de derechos sociales, ambientales, indígenas que corre los límites de lo escrito, aunque sea como proyecto, hasta entonces. Todo esto es razón para darle un lugar en las reflexiones sobre la democracia en América Latina hoy. La historia continúa y les 155 constituyentes que en 2022 escribieron un nuevo futuro para Chile, también.

autores

Camila Barretto Maia

Macarena Fernández Hofmann

Robert Grosse

Sofía Rojo1

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