Morelia enfrenta un juicio sin perspectiva de género

El poder judicial tiene la obligación de investigar con perspectiva de género, pero no lo hizo para abordar la acusación que pesa sobre Morelia Carlos Colque. El CELS y el Frente Popular Darío Santillán acompañamos su defensa.

El lunes 7 de septiembre comienza en el Tribunal Oral en lo Criminal Nro 7, de Lomas de Zamora, un juicio contra Morelia Carlos Colque, por homicidio calificado. La instrucción de la UFI 2 se hizo sin perspectiva de género y sin considerar las circunstancias que hicieron posible el episodio de violencia física y simbólica final que rodearon la muerte de Brian, su expareja. Morelia era víctima de violencia de género y reaccionó ante un nuevo ataque de Brian.

Morelia y Brian comenzaron siendo amigos y luego de un tiempo se pusieron de novios. Ella le había conseguido trabajo con su papá, pero lo perdió rápido: al papá de Morelia no le gustaba, le parecía irrespetuoso y que bebía en exceso. Se fueron a vivir a la casa de la familia de él. Allí tanto Brian como su madre y su padre trataban mal y ejercían violencia sobre Morelia, le decían que no servía para nada, que lloraba por todo, que lavaba mal las cosas. Luego del parto, Morelia tuvo que ser operada de la vesícula, transitaba el puerperio. Su familia política se enojó con ella porque la consideraba “delicada”. Como forma de castigo la privaron de alimentos cuando volvió de la internación, donde nadie la había ido a visitar. Morelia fue unos días a la casa de sus propios padres para recuperarse. Allí, Brian la arrastró de los pelos por el patio de la casa para que vuelva con él y su familia. La fiscal Fabiola Juanatey, a cargo de la UFI 2, no quiso escuchar este testimonio del vecino que estaba en la casa de al lado y vio todo por la medianera.

Morelia siempre trabajó. Era la que ganaba dinero y sostenía económicamente a Brian. Cuando quedó embarazada, luego de unos meses, tuvo que dejar de trabajar. En la casa no hubo ingresos hasta que Brian consiguió trabajo en un taller textil. Pero en cuanto empezó a ganar plata, dejó de pasarle dinero a Morelia y lo usó para sostener sus consumos problemáticos y salir con sus amigos. De este modo, Morelia pasó a convertirse, además, en víctima de violencia económica. 

Un hombre del taller textil abusó sexualmente de ella durante su embarazo y de una familiar adolescente. Morelia no tenía para comer, estaba sola en la casa todo el día. Brian le pegaba y le ponía una almohada en la cabeza para que no escucharan los gritos. La madre de él lo retó. En una discusión con Brian, el padre los echó de la casa. Brian se fue con los amigos.

Morelia volvió a la casa de su familia. Había mantenido el vínculo con ella, a diferencia de sus amigas, a las que Brian no quería que viera. Al tiempo se reconciliaron, el peso de estar embarazada y sola, con pocas expectativas de ayuda, la hacían perdonarlo siempre. Luego del parto, se mudaron juntos a otra casa y comenzaron nuevos problemas. La bebé necesitaba leche de fórmula y no había ingresos, Morelia no comía. Brian no trabajaba o tenía changas. Ella decidió separarse y sacó sus cosas de la casa.

En el último tiempo las peleas habían sido verbales, pero un día Brian le dio una trompada. La dueña del taller textil vio todo y llamó a la policía. Cuando vio las patrullas, Morelia no se  animó a denunciarlo. Para ella lo normal era la violencia en la pareja, lo vivió con sus padres y con los padres de Brian. 

Un día Brian llegó intoxicado y quiso tener relaciones. Ante el rechazo de ella, la violó. Eso pasó varias veces. Decidió denunciarlo, pero el padre de Brian la escuchó y amenazó a Morelia: “no sabés con quién te están metiendo”. La amenaza funcionó, porque no lo denunció.

Brian apareció en la casa que alquilaban dos semanas después. Morelia estaba con una amiga, porque era su cumpleaños. Ese día la bebé estaba al cuidado de Brian. Él se metió hasta la cocina y la amenazó con quedarse con su hija y dársela a una novia que tenía. Hubo un tironeo con el cochecito, porque Brian se lo quería llevar. Morelia le dijo que se fuera, que no la iba a tocar más. Cuando Brian se abalanzó sobre Morelia, ella llegó a tomar  un destornillador que usaban para trabar la puerta de la heladera   para intentar frenarlo. Comenzó un forcejeo que finalizó cuando ella le pegó un empujón final para sacárselo de encima. El destornillador quedó clavado en el hombro de Brian, quien murió a los pocos minutos. 

Llegaron los vecinos. Llegó la policía. En la comisaría le preguntaron una y otra vez qué pasó, se reían de ella, la discriminaban por migrante. El médico legista que la revisó no registró los golpes que tenía en la cabeza y que le había ocasionado Brian. Atravesó distintos traslados sin comida y sin bebida; distintos policías le robaron pertenencias. Cuando vio a su defensora oficial no le contó el contexto de violencia en el que estuvo inmersa y en el que murió Brian. 

Para que Morelia revisara su historia de violencias con Brian necesitó llegar al punto de poder hablar y entenderlas. Implicó mucho trabajo de acompañamiento del Frente Popular Darío Santillán. Cuando ella pudo empezar a contar esos aspectos de su vida y logró poner ese episodio final en una cronología detallada de aquel vínculo, la fiscal lo rechazó sistemáticamente, al punto de negarse a escuchar a testigues que presenciaron algunas de las muchas escenas de violencia física y verbal de Brian hacia ella. 

El CELS acompaña el caso desde el abordaje psico-jurídico a Morelia, para que pueda poner en palabras su historia de vida. También colaboramos en el asesoramiento legal de su representante.