Presentamos nuestro alegato en el juicio oral Automotores Orletti V

Durante el juicio se probaron los hechos que tuvieron por víctimas a once personas que pasaron por el centro clandestino de detención de Floresta, puesto al servicio del Plan Cóndor. Por primera vez se analizaron las responsabilidades penales en el secuestro y los tormentos de dos niñes. El CELS es querellante como organismo de derechos humanos.

A casi un año de iniciado el debate oral y público y la feria extraordinaria de por medio por la pandemia del Covid-19, presentamos nuestro alegato en el quinto tramo de juzgamiento por los delitos cometidos en el centro clandestino de detención “Automotores Orletti”. 

Durante el juicio se han probado los delitos que tuvieron por víctimas a Orlinda Brenda Falero Ferrari, José Luis Muñoz Barbachán, Carlos Híber Santucho, María Rosa Clementi, Crescencio Nicómedes Galañena Hernández, Jesús Cejas Arias, Ricardo Manuel González, Judit Jacubovich, Rosa  María Zlachevsky, Anatole Boris Julien Grisonas y Victoria Eva Julien Grisonas. Son víctimas de nacionalidad argentina, uruguaya y cubana.

Por las privaciones ilegales de la libertad, las torturas, la apropiación de les niñes y los homicidios solicitamos al Tribunal Oral Federal nº 1 que condene a prisión perpetua a Eduardo Alfredo Ruffo, Miguel Ángel Furci, Honorio Carlos Martínez Ruiz y Eduardo Rodolfo Cabanillas. 

Todos ellos actuaron en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en la calle Venancio Flores al 3519, en el barrio de Floresta de la ciudad de Buenos Aires. Ruffo y Furci eran agentes de la SIDE, Martínez Ruiz era personal inorgánico de la SIDE, que actuaba en la patota de Aníbal Gordon, Cabanillas fue uno de los jefes de la OT 1.8, es decir Orletti, desde agosto de 1976 y hasta fin de ese año.

Los acusados ya fueron condenados en los juicios Automotores Orletti I y II, pero en este juicio deberán responder por hechos que no habían sido juzgados. Se trata de los que tuvieron por víctimas a dos niñes: Anatole Boris Julien Grisonas y Victoria Eva Julien Grisonas.

Por la tarde del 26 de septiembre de 1976 Anatole Boris Julien Grisonas tenía 4 años y Victoria Eva Julien Grisonas solo 16 meses cuando, junto con sus padres Victoria Grisonas y Mario Roger Julien, fueron víctimas de un operativo conjunto compuesto de personal militar, policial y civil en su casa en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. En el operativo intervinieron el Departamento de Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de Seguridad Federal, el Grupo de Tareas n° 5, efectivos de la SIDE y del Ejército.

Mario Roger Julien Cáceres fue asesinado y Victoria fue secuestrada con sus hijes y llevados a Orletti. En ese centro clandestino de detención fueron sometidos a condiciones inhumanas de vida y a tormentos. Victoria Lucía Grisonas continúa desaparecida. El cuerpo de Mario Roger, por las condiciones de su entierro clandestino, aún no pudo ser identificado. Ambos militaban en el Partido por la Victoria del Pueblo de Uruguay.

Luego de su cautiverio en Orletti, en octubre de 1976 Anatole y Victoria fueron trasladados en forma clandestina a Montevideo donde continuaron secuestrados en un centro clandestino de detención perteneciente al Servicio de Inteligencia de Defensa (“SID”) uruguayo. A fines de noviembre de 1976 fueron trasladados en un avión con rumbo a Chile. Días antes de la navidad de 1976, fueron abandonados en la Plaza O’Higgins de la ciudad de Valparaíso y luego hallados, solos e indocumentados, por carabineros. Permanecieron en un orfanato, fueron entregados en guarda al matrimonio chileno integrado por Jesús Larrabeiti y Silvia Yáñez, quienes no tenían vinculación con el aparato represivo. 

Mientras el trámite de adopción se hallaba en curso, María Angélica Cáceres de Julien, la abuela paterna, luego de una ardua búsqueda pudo encontrar a Anatole y Victoria en 1979. Ese año firmó un documento con el matrimonio Larrabeiti-Yáñez por el cual, entre otros, quedó establecida la filiación biológica de ambos, consignándose tanto sus nombres biológicos (Anatole Boris y Victoria Eva Julien Grisonas), como adoptivos (Anatole Alejandro Larrabeiti Yáñez y Claudia Victoria Larrabeiti Yáñez). 

Tanto Anatole como Victoria fueron víctimas del delito de privación ilegal de la libertad agravada por su cautiverio en un centro clandestino, imposición de tormentos, ocultamiento y retención de niñes. 

Para Anatole resultó tortuoso entender las graves condiciones en la que se encontraba su madre allí cautiva, a la que vio ser arrastrada de los pelos. En el caso de Victoria, tuvo un “recuerdo emocional muy fuerte”. Señaló haber tenido terror a que su madre adoptiva se fuera a trabajar y que se muriera. Vivió con pesadillas en las que se la llevaban de su casa, sensaciones de violencia y miedo, arranques de llanto. 

Anatole y Victoria, siendo muy pequeñes, se vieron privados de la protección de su familia, protección fundamental sin la cual se puso en peligro sus vidas, supervivencia y desarrollo físico, emocional y social. A tan sólo cuatro años y 16 meses de edad, el único soporte emocional que tuvieron los hermanos fueron el uno al otro. 

Lo que ocurrió con elles, inexplicablemente, no fue juzgado en los debates anteriores. Esta es la oportunidad de enmendar esa omisión. 

“Automotores Orletti” fue el más importante centro clandestino de detención del país, aunque no el único, puesto al servicio de la ejecución del Plan Cóndor. Militares de otros países como Uruguay operaron allí, a través del secuestro, la tortura y la desaparición de compatriotas.

Actualización: El 27 de noviembre el Tribunal Oral Federal 1 condenó a Eduardo Rodolfo Cabanillas, Eduardo Alfredo Ruffo, Miguel Ángel Furci y Honorio Carlos Martínez Ruiz a la pena de prisión perpetua por los delitos de secuestros, torturas, apropiación de niñes y homicidios.