A pocos meses para que se cumplan cuatro años del asesinato de Diego Cagliero, comienza el juicio oral y público que tendrá en el banquillo de los acusados a Rodrigo Canstatt y Sergio Montenegro, efectivos del Comando de Patrullas de Tres de Febrero. Además se juzgará la tentativa de homicidio de siete amigos de Diego. El debate comenzará el 6 de febrero en los tribunales de San Martín y será bajo la modalidad de juicio por jurados.
Todo empezó el mediodía del 19 de mayo de 2019, en Martín Coronado, zona oeste del Conurbano bonaerense. Diego, Ángel, Damián, Rodrigo, Jonathan, Emmanuel, Mauro y Alfonso volvían del velorio de un amigo en común. Decidieron hacer un asado y, por eso, juntaron plata para ir a un supermercado. Algunos de ellos tomaron productos, los escondieron en sus ropas y se fueron sin pagar. Pero fueron descubiertos y tras una discusión breve con los empleados, devolvieron varias cosas. Uno de ellos alcanzó a llevarse algunos productos de poco valor. Los empleados del supermercado salieron a buscar a la policía para recuperar la mercadería. En el camino se encontraron un patrullero y denunciaron lo ocurrido, dándoles como seña que los chicos se movían en una camioneta Fiat Ducato, tipo furgón. Esto fue informado a través de la radio por los efectivos y así comenzó un despliegue policial desmedido que terminó con seis patrulleros que encerraron a la camioneta mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde en la esquina de la avenida Márquez y Campo de Mayo, de Martín Coronado, a una cuadra y media de la Comisaría 5ta de Eufrasio Álvarez. Asustado, uno de los amigos de Diego, que manejaba, pegó un volantazo y avanzó pocos metros a muy baja velocidad. Esto duró apenas unos segundos. La respuesta de los efectivos fue una balacera. Entonces, Ángel detuvo la camioneta.
Dentro de la camioneta, Mauro Tedesco gritó de dolor. A su lado viajaba Diego, quien ya estaba convulsionando. Ambos habían sido alcanzados por las balas policiales. Fue recién ahí cuando los jóvenes se dieron cuenta de que los golpes que escucharon sobre los laterales de la camioneta eran disparos de arma de fuego.
Según se pudo determinar en la investigación, los policías Canstatt y Montenegro dispararon al menos 13 veces con sus armas reglamentarias en contra de una camioneta sin ventanas. Diego murió en el lugar y Mauro tuvo que ser internado. El resto, de milagro, no recibió ningún disparo.
Inmediatamente, la policía intentó instalar la versión falsa de que se había tratado de una persecución que había terminado en un tiroteo. Además, alteraron la escena plantando armas de fuego que justificaran la versión fraguada. Sin embargo, las pericias determinaron que esas armas halladas en la camioneta no habían sido disparadas, echando por tierra la hipótesis falsa del enfrentamiento.
Desde el CELS tomamos intervención en el caso desde sus inicios, en apoyo a la familia de Diego y al abogado que la representa. Luego asumimos la representación legal de otras dos víctimas del hecho: Emmanuel Albelo y Alfonso Roldán. Desde aquel momento formamos parte activa de la acusación.
El oficial Rodrigo Canstatt está acusado de homicidio agravado por haber sido cometido por un miembro de fuerza de seguridad y por el uso de arma de fuego, y también por tentativa de homicidio agravada del resto de los ocupantes de la camioneta. Esta última calificación es la que comparte con su colega de armas el oficial subinspector Sergio Darío Montenegro.
Juicio por jurados
Como los delitos que se les imputan a los efectivos policiales son considerados graves, la ley bonaerense prevé que el juicio sea por jurado popular.
Este procedimiento, que está vigente en la provincia desde 2014, trabaja con un mecanismo mediante el cual el juez o la jueza, como presidente del juicio, decide con qué prueba contarán les jurades a la hora de tomar una decisión, además les da instrucciones y, en caso de que haya condena, es quien fija el monto de la pena. Pero son les 12 integrantes del jurado quienes determinan si hubo un delito y si las personas acusadas son culpables o no culpables.
Para que haya una condena se necesita que 10 de les 12 integrantes estén de acuerdo. Sin embargo, en los casos de condena a prisión perpetua es necesario que haya unanimidad.
Si une jurade no encuentra culpable a una persona, el veredicto no podrá ser apelado, mientras que la defensa sí puede apelar ante instancias superiores en caso de que la persona sea declarada culpable.
El jurado popular se compone por 12 personas titulares y 6 suplentes, siempre con paridad de género, de entre 21 y 75 años, que son elegidas del padrón electoral del distrito judicial en el que se cometió el delito.
El primer paso para crear un jurado es la elección por sorteo de 48 personas que se le presentan a las partes, quienes pueden vetar a quienes son elegides por posibles conflictos de interés u otras razones. Una vez realizado ese primer filtro, a través de entrevistas, se vuelve a sortear para tener así la composición final de 12 titulares y 6 suplentes. El jurado debe permanecer anónimo durante todo el debate y sus deliberaciones son secretas.