Los operativos realizados por Gendarmería para desalojar a los trabajadores de la empresa autopartista Lear mostraron que persiste una tendencia represiva frente a las protestas sociales.
Hoy a la mañana, los efectivos rompieron vidrios y puertas de los automóviles que participaban en la protesta y detuvieron a trabajadores y a integrantes de organismos de derechos humanos. En las intervenciones de esta fuerza la semana pasada se vio a personal civil simulando ser parte de la protesta y a un gendarme que se arrojó sobre un vehículo en movimiento. Estas situaciones son parte de operativos que no cumplen con los criterios de actuación definidos por el Ministerio de Seguridad y que ponen en riesgo a los manifestantes, a los mismos integrantes de la fuerza y a terceros.
Los cortes realizados por los trabajadores expresan un conflicto laboral y sindical con diversas aristas y actores. La empresa Lear despidió a la mitad del personal sin observar ninguno de los mecanismos legales previstos y ante los reclamos de la Comisión Interna decidió despedir a sus integrantes. La empresa y el sindicato Smata se niegan a cumplir con resoluciones judiciales de reincorporación de los delegados sindicales despedidos, entre otras situaciones que requieren de mediaciones políticas que conduzcan a la resolución del problema de fondo que origina las protestas.
Es preocupante esta tendencia regresiva en materia de represión y criminalización de la protesta. Resulta indispensable retomar un abordaje no violento de las protestas y manifestaciones que tenga como prioridad la mediación política de los conflictos.